Una vez más por estas fechas, la climatología influye en los viajes. Pensaba salir el viernes y al final lo retrasé al sábado. Esto influyó en que no pude ir a Mérida, pero Cáceres (http://www.ayto-caceres.es/) y Trujillo (http://www.trujillo.es/) compensaron suficientemente este viaje.
El viaje desde Madrid, fue cómodo. Casi está terminada, por estas fechas, la autovía de enlace desde la A5 hasta Cáceres. Quedaban escasamente 12 km, sin autovía. En mucho menos de 3 horas estas allí.
Aunque esta vez, reservé con casi un mes el hotel, tuve problemas para encontrar un par de ellos que me llamaban más la atención. Al final escogimos un hotel, en un barrio de las afueras y fue ideal, pues evité problemas de aparcamiento. Es de la cadena Barceló, se llama V Centenario (http://www.barcelovcentenario.com/). Es un hotel moderno y con habitaciones y cama muy amplias. Una buena opción.
Esa semana en Cáceres se celebraba el día de San Jorge y nos recibieron con un mercadillo medieval dentro de la ciudad vieja. La zona imprescindible de Cáceres y por la que es Patrimonio de la Humanidad.
Antes de ir al hotel, hice una pequeña visita a la zona monumental. Aconsejo buscar aparcamiento en el Paseo de Cánovas, en la Avda. España.
Desde ahí, se va andando en un paseo muy corto y agradable.
La ORA para el aparcamiento no funciona en todo el fin de semana. Se aparca fácil en esa zona.
En este acercamiento ya vi que teníamos festividad medieval alrededor del casco viejo y después de ver que ofrecían en el mercadillo, se puso a chispear y decidí irme a comer.
Bueno, cuando voy a Cáceres, un día tengo visita obligada a este restaurante. Adelantaros que es el mejor, con gran diferencia, restaurante de Extremadura y uno de los 10 mejores de España. Se trata del restaurante Atrio (http://www.restauranteatrio.com/). El menú de degustación para 2 personas con bebida incluida supera los 230 euros.
Si para ti comer es un placer, es uno de esos regalos al paladar que no pueden faltar si vas a Cáceres.
Se notaba la crisis económica en el restaurante. Hace años, fui de improviso y sin reservar y casi me veo comiendo en otro sitio. Tuve que esperar. Ahora, estaba al 20% de su capacidad. Toda la atención del servicio es impecable. La comida es una sorpresa tras otra. Tienen que explicarte lo que vas a comer, porque la mayoría no sabríamos que ingredientes llevará «esto-que-esta-tan-bueno».
Después de la comida, me fui al hotel a descansar del viaje y posteriormente fui otra vez a la parte antigua de Cáceres. Hice unas cuantas fotillos nocturnas y cené en un restaurante de la plaza mayor, donde los soportales.
Se llama «Restaurante el Pato» (http://www.restauranteelpato.com/). Es comida típica de la zona, por ejemplo tomé unas migas que no estaban mal. Que encanto tiene esta plaza mayor por la noche. Es una pasada las fotos nocturnas. Es descubrir la cara B, como si fuera un disco de vinilo, de cualquier edificio o monumento. Es especial este tipo de fotos!.
El domingo me levanté pronto para aprovechar el día. Hacia un sol muy soleado.
Hice, por fin, la visita a la zona monumental de Cáceres.
La visita comienza por la plaza mayor subiendo por las escaleras del Arco de la Estrella, adentrándose y perdiéndose, por el laberinto medieval de sus calles y plazuelas, torres y murallas, entre iglesias y hermosos palacios.
En la plaza de Santa María es donde se encontraba casi todo el mercadillo medieval y después de revisar y comprar alguna cosita, nos sorprendieron con una representación en directo (Fiesta de San Jorge) .
Unos guerreros medievales demostraron sus habilidades con espadas y lanzas.
Tampoco podéis dejar de visitar la plaza de San Mateo con su iglesia y sus cigüeñas.
Al irme de Cáceres, a unos 12 km, hice parada en los Barruecos (http://www.paseovirtual.net/losbarruecos/), monumento natural que está al lado de Malpartida de Cáceres.
Además de su valor paisajístico, en la zona anidan multitud de cigüeñas. Se encuentra también el museo Vostell, de arte contemporáneo.
Es un artista alemán con mucha relación con Extremadura. Donó sus obras al museo.
Al lado de este museo, se encuentra el denominado «Lavadero de lana». Una reliquia de la industria del siglo XVIII.
Seguí camino hacia Trujillo, ya acercándome hacia mi querido Madrid. Cuna de conquistadores.
La mayoría de las riquezas que obtenían del descubrimiento de América, las utilizaron para construir palacios y mansiones que aporta a Trujillo un conjunto de extraordinario interés histórico y monumental. Es misión de los actuales habitantes, hacer que este patrimonio continúe en tan buen estado.
Trujillo tiene una visita amplia. Sólo estuve unas horas, pero meceré la pena un tiempo mucho mayor.
Tiene una plaza mayor con unos soportales impresionantes, custodiada toda ella por la estatua ecuestre de Pizarro.
Es una plaza muy amplia, rodeada de palacios, soportales, una iglesia y múltiples bares con terraza.

Trujillo. Soportales plaza mayor, al lado de Mesón La Troya.Ya sabía donde comería.Trujillo. Plaza mayor e Iglesia de San Martin.
En Trujillo comí en el Mesón de la Troya . Indispensable. Es un sitio sorprendente. Llegas, te sientas y sin mediar palabra, te ponen una tortilla y una ensalada. Luego te ponen la bebida y te piden elegir el primer plato entre unas 10 opciones. Las raciones son casi para dos personas. Para la siguiente visita, traeré un «tupper» para llevarse lo que sobra. Luego ya llenito casi. Te piden que elijas el segundo plato. Más de lo mismo! Ahí ya flaqueas por la cantidad. Luego llega el postre y claro, te preguntas si habrá alguien que se coma todo pero todo… todo. Ufff… y a la hora de pagar, solo 15 euros por persona. En fin, es un sitio típico de esta población. Tienes fotos de famosos con la «abuela» que es quien regentaba este sitio. No la vimos, no sé si ya por sus años ha dejado paso a otras personas. Gran acierto por la idea «abuela»!
Después de comer, seguí con la visita a Trujillo.
No pude entrar en muchos sitios. Alguno con interés, estaba cerrado y otros, como iglesias, nos cobraban por entrar y no quise.
En la oficina de turismo se puede obtener un bono para visitar el castillo, la casa museo de Pizarro y las iglesias de Santiago y san Martin. Pero lo más aconsejable, con tiempo, es el paquete compuesto por una visita guiada y todo lo anterior, además de algún museíto y palacete mas.
Trujillo está realmente bien conservado. Por cualquier sitio aparece una fachada con encanto y puertas de un aspecto medieval que ya no se ven en cualquier lugar. Los escudos de familias históricas del lugar se conservan en los palacetes. Tenemos la casa museo de Pizarro. En esta ocasión estaba cerrada por el horario. La visite, hace años, y merece la pena.
Tras pasar una tarde muy agradable y relajada, partí sin más paradas hacia Madrid.
Este viaje es el paraíso del buen manjar, la conservación de monumentos y edificios y muchas cigüeñas alrededor.
Por la zona también merece la pena tanto Mérida (http://www.merida.es/) como Plasencia (http://www.aytoplasencia.es/), pero eso, será ya en otra ocasión, ya sabéis que siempre es bueno dejarse un motivo para volver o viajar a cualquier lugar que nos apetezca.
Hola chaval,
Habéis tenido una idea genial, eso de plasmar en fotos, y en una pequeña historia los lugares que visitáis. A seguir disfrutando, viajando y viendo lugares bonitos. Os quedan muchos sitios por ver todavía, me imagino que lo sabes, ¿ verdad?, jajaja
Un abrazo
Hola Vicente, gracias por tus comentarios y por echar un ojo a mi blog.
Bueno, un abrazo y ya charlamos.