En mi camino hacia Mont Saint Michel… apareció Dinard. Te cuento que la idea era hacer solo una parada en el viaje. Tomar un refrigerio… que para ti se traducirá en lo que creas adecuado… para mi es tomar una coca cola light… Ese día hacia calor y la coqueta playa estaba muy animada. Asi como las terracitas de alrededor con unas vistas muy simpáticas hacia la playa.
Después de venir entusiasmado de Saint Malo, no esperaba la sorpresa que me regaló Dinard. Paseamos por la playa y veía a lo lejos unas casas que asomaban por los acantilados
Desde Dinard, puedes observar y disfrutar del perfil de los edificios de Saint Malo. Tienes una bonita foto de postal.
Aquí tienes las elegantes casetas que, a mi, me recuerdan a películas de hace años, que le da un toque muy chic, repleto de clase, a esta playa.
Al llegar al hotel, recuperé información sobre Dinard. Descubrí que estábamos en lo que llaman los franceses, la Costa Esmeralda
Esta ciudad tuvo su máximo esplendor desde mediados del siglo XIX, con la Belle Epoque. La burguesía, atraída por este lugar, construyo hermosas villas y palacetes. La mayoría con unas vistas espectaculares.
Puedes pasear, al finalizar la playa, por un sendero alrededor de los acantilados, que durante un par de horas, te permitirá disfrutar de la cercanía de las villas. Unas mas cuidadas que otras.
A cada paso que dábamos y recoveco que superábamos, las sorpresas de coquetas calitas o una nueva villa, hizo del paseo, todo un regalo del paraíso particular de Dinard.
El ritmo de vida que se palpaba entre la gente que veíamos, era de sosiego. Es un lugar que, a mi, me transmitía placer y tranquilidad…. Era nuestra ultima parada antes de llegar a Mont Saint Michel…..
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