Tenía una visita pendiente a Castro Urdiales  ( http://www.castro-urdiales.net/ ) y estando tan cerca no lo dude. Es una ciudad con un sabor especial. Mezcla el ambiente marinero con la paradoja de ser la última población de Cantabria queriendo ser la primera de Vizcaya. O al revés, según con quien hables.

Iglesia de Santa María.

Lo que está claro es que no hay que perdérsela. El paseo marítimo esta jalonado de casas señoriales con mucho encanto. Tiene problemas de aparcamiento aunque una policía y guardia civil muy efectiva se ocupan de que utilices los lugares adecuados. En estas fechas estaban construyendo un parking subterráneo que vendrá genial para el turismo.

Ayuntamiento

Tiene un par de playas. Entre ellas destaca la de Brazomar con un par de hoteles al lado.

Playa de Brazomar

Destaca el remozado hotel de las Rocas.

Hotel de las Rocas

Desde aquí comienza el paseo tan agradable a lo largo del mar con hermosas vistas de casas, casi diría palacetes, tan peculiares y bien conservadas.

Paseo

A mitad del paseo marítimo se encuentra el club náutico y ya a la izquierda has ido observando todas esas casas que te deslumbran.

Club naútico

Al fondo está la iglesia de Santa maria con un gran carácter monumental.

Iglesia Santa María. (No os recuerda al dibujo del libro Los Pilares de la Tierra?)

Vidrieras de la Iglesia

Es considerada la más importante iglesia gótica del norte de España. Se empezó a construir en el siglo XIII.

Interior de la Iglesia.

Virgen en la Iglesia (no se puede hacer mejor sin flash, la foto!)

Al lado tenemos el castillo-faro, también del siglo XIII. Ocupa el antiguo castro que dio origen a la población.

Castillo-Faro.

Tiene una gran parte del centro peatonal, llena de comercios, tabernas y calles estrechitas. Muy del gusto del turista.

Calles peatonales.

No puedo olvidarme de la plaza del ayuntamiento, con su preciosa fachada y los soportales donde están restaurantes marineros donde se come de muerte.

Plaza del auintamiento frente al mar.

Homenaje a los pescadores.

También hay un puente donde, sorprendentemente, los chicos saltan desde él hacia el mar, con los elogios y fotos de los visitantes.

Algunos saltos, por su altura, eran bastante complejos.

Justo por debajo de ese puente cuando sopla la mar, chocan las olas contra sus piedras y salpican por su altura a los paseantes desprevenidos.

Por último, al final del puerto, si os fijáis, las personas que llegan al final siempre tocan una pieza de granito de este paseo.

Restaurante muy recomendable. Esta justo enfrente de unas ruinas romanas, cerca del ayuntamiento.

Mesón marinero en la plaza del ayuntamiento.

Después de estar allí sentado media hora y ver que todos la tocaban, así como sin darse cuenta, uno no tuvo más remedio que hacerlo.

En ese faro a la derecha es donde esta la pared que comento, le dan patadas.

Puerto

No sé porque, pero me sentí más “integrado” con la historia y costumbres de este precioso Castro Urdiales.

Que ciudad más paradisiaca.