Hacía muchos años que deseaba visitar esta exhibición aérea. Recuerdo que desde mi juventud, cayó en mis manos información sobre la fundación Infante de Orleans. Pero por una razón u otra nunca la visite.
El objetivo principal de la fundación es la recuperación, restauración y divulgación del patrimonio histórico aeronáutico español. La FIO se constituyó en 1989 y al año siguiente se inauguró el museo para la exposición estática de los aviones.
Una vez al mes esta colección cobra vida, mediante una exhibición aérea que permite contemplar en su elemento natural estas reliquias del pasado en perfecto estado de vuelo.
La colección cuenta en la actualidad (según su folleto) con 38 aviones, de 32 modelos diferentes que abarcan 60 años de historia aeronáutica española.
La fundación cuenta con un centro de restauración y mantenimiento especializado propio.
Para más información de la fundación infante de Orleans, visite su página web http://www.fio.es/.
Existe la figura del miembro protector que mediante el pago de una cuota anual tiene derecho a entrar de forma gratuita a las exhibiciones y a participar en un sorteo para una plaza de vuelo en el domingo.
Todo esto es lo que viene en los folletos, pero lo importante son las sensaciones que tuve cuando llegue, después de dar un par de vueltas de mas, al centro de exhibición.
En la web hay un plano de cómo se llega a esta zona de Cuatro Vientos, solo hay que seguirlo.
Tiene una entrada desde la M40 que es la más aconsejable.
Ese día estaba torpe… Y sabemos que sin el GPS los hombres no sabemos ni ir a… comprar el pan. Jajaja.
En primer lugar deciros que estas exhibiciones solo son el primer domingo de cada mes, salvo en Agosto y Enero.
El plan es que sobre las 11 se abre la exhibición estática y sobre las 13 horas comienzan a volar estos aviones que tanta nostalgia me produjeron.
Me sentía como dentro de una película de guerra y era un actor más de esos vuelos rasantes.
El ruido de los motores nos rodeaba a cada uno de los asistentes.
No cesábamos de mirar el vuelo de estos aviones. No te cansas. Totalmente recomendable para niños.
El parking es amplísimo y bien ordenado.
Había más público del que me esperaba para esta fecha del año.
Tienen una tienda de recuerdos, un bar, una zona de venta de libros y una pequeña zona para los más pequeños. No hay sombra para todo el mundo, por lo que llevaros con que tapar la cabeza.
Varias personas amenizan y comentan la exhibición para que podamos ir aprendiendo y reconociendo los aviones que van a apareciendo. Igual que fue mi caso, mucha gente va a hacer fotos, bien armados y pertrechados. Se nos nota a la legua, verdad?
La entrada cuesta 6 euros para adultos y 3 o 4 para niños.
Lo que más me llamó la atención, por su espectacularidad, fue el último avión, de color azul.
Es de vuelo acrobático.
Sencillamente increíble lo que se puede hacer con un avión así.
Parecía que se colgaba de una nube a otra.
El piloto tenía un dominio total de la máquina.
Era un juguete simple en sus manos.
El paraíso tiene que estar cerca del cielo, no? Pues demos las gracias a estas personas que se afanan por conservar algo que nunca deberíamos perder.
Gracias Gracias Gracias … Don Alfonso de Orleans y Borbón, por sembrar la semilla que ha hecho crecer la fundación que hoy lleva su nombre y de la que todos podemos disfrutar.
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